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res palabras que han llenado mi días (y estoy seguro que los de muchas otras personas) de sonrisas y momentos especiales. Aquí les cuento la historia.
Llegando a un Taco Bell, en uno de mis últimos días de universidad, salude al cajero, quien tomaba mi pedido, con un "Hola, cómo estás?" que al parecer sonó sincero y lleno de interés. Hago énfasis en el sonó, ya que ni sí quiera lo hice de manera consciente o con un interés real en saber cómo se encontraba la persona.
Sin embargo, su reacción a mi pregunta y aparente interés me impactó. La expresión en la cara del cajero cambió totalmente, cambió a una sonrisa que me agradecía por verlo como una persona y no como un robot que toma pedidos y registra los pagos. El jóven me contestó que se encontraba muy bien, contento porque solo le quedaban un par de horas de trabajo, y enfáticamente me agradeció por haberle preguntado cómo se encontraba. Le respondí que yo también me encontraba muy bien, y continúe realizando mi pedido.
Desde ese momento no pude parar de pensar en los veinte segundos de conversación que generó ese "cómo estas?" En las sonrisas que se generaron, el cambio en las expresiones, en la atención, en el servicio. En como un momento tan sencillo se convirtió en el highlight de mi día.
Decidí, comprobar que el momento en Taco Bell no había sido una coincidencia. Me propuse el día siguiente preguntar, con interés genuino y sincero, “cómo estas?” cada vez que tuviera un intercambio de palabras con alguna otra persona. Fuera el cajero de un supermercado, el mesero de un restaurante, el vigilante del edificio y demás. Los resultados, me dejaron sin palabras. Cada vez que realizaba el saludo, recibía una reacción de sorpresa y alegría por parte de la otra persona. Me atendían mejor, la persona se sentía mejor, era evidente en su cambio de expresión, varias veces me agradecían por haber preguntado. Consecuentemente salía yo feliz, porque no hay nada más contagioso que una sonrisa. Y que tan fácil, me di cuenta por coincidencia, que es empezar una epidemia de felicidad.
En momentos como este valoro la importancia de estar presente en cada momento. De estar viviendo y sintiendo cada acto y movimiento, por estar tan perdidos en pensamientos, en estrés y ansiedad dejamos pasar oportunidades para volver actos sencillos en unos supremamente especiales. Espacios para generar sonrisas, para transmitir y recibir buena energía.
Este anécdota de Taco Bell sucedió hace ya varias semanas, y aunque desde ese momento saludo enfáticamente cada vez que puedo, pensé que había sido una experiencia muy personal. Pensé que era yo el único que estaba tan perdido en mi cabeza que olvidaba el significado tan bonito de un “cómo estas” y lo decía, cuando lo hacía, como un robot sin alma. Sin embargo, me empecé a dar cuenta que la reacción de mis amigos y conocidos, al ver todo lo que sucedía cuando saludaba con sinceridad, era también de sorpresa, y generaba siempre un espacio de reflexión. En uno de ellos, y al ver que tan frecuente era, decidí realizar una publicación al respecto, la cual lees en este momento, y la cual termino, invitándote a probarlo en tu día a día. A vivir en el presente, a valorar a todas las personas que se cruzan en nuestro camino cada día. A empezar, con tres palabras, una epidemia de sonrisas. A preguntar, cada vez que tienes la oportunidad, cómo estas?
Me encantaría conocer tu experiencia, tus resultados y tu opinión al respecto, espero tus comentarios estaré atento.
Un abrazo,
Juan Felipe Castillo M.